A veces, te miras… y no te encuentras.
Te ves en el espejo y, por un segundo, no sabes bien quién está ahí. Esa cara que conoces se siente lejana. Esa expresión no parece tuya.
Y no sabes si es por el paso del tiempo, por el cansancio, por lo que has vivido… o por todo junto.
Solo sabes que ya no te reconoces como antes.
¿Por qué puedo sentirme tan extraña frente a mi propia imagen?
Porque cambiar también puede incomodar.
A veces pasamos por etapas donde algo en nosotras se transformó ya sea por dentro o por fuera, y no logramos integrar eso que vemos con eso que sentimos.
No me refiero solo a la estética, ni a la vanidad, sino a esa sensación de desajuste entre lo que muestra el espejo y lo que llevas dentro.
Y sí, puede generar tristeza, incomodidad o confusión. Pero también puede ser una señal de que necesitas escucharte con más ternura.
No me reconozco en el espejo: ¿es raro sentir esto?
No. No es raro. De hecho, muchas de nosotras pasamos por momentos en los que nuestro reflejo ya no nos parece familiar.
Puede ser después de una pérdida, una maternidad, un cambio físico, una etapa de exigencia emocional, o simplemente de ir acumulando días sin mirarse con presencia.
No es que hayas desaparecido.
Es que tal vez hace tiempo no te ves con los ojos del cuidado, sino con los del juicio.

Cuando te ves, pero no te sientes ahí
Es posible que te mires rápido, solo para seguir el día, que te enfoques en lo que no te gusta o que simplemente evites mirarte, porque no quieres lidiar con esa incomodidad.
Pero hay algo que no se pierde del todo y es el deseo de volver a sentirte tú.
Y ese deseo puede ser la semilla para empezar a reencontrarte, aunque ahora no sepas cómo.
¿Qué puedo hacer cuando no me reconozco en el espejo?
No necesitas cambiar para reconocerte. Lo que necesitas es empezar a verte con otros ojos.
Aquí te comparto tres formas de empezar:
1. Bajar la exigencia con tu imagen
Es probable que te estés mirando desde un lugar crítico, como si tu cuerpo tuviera que cumplir con un ideal.
Pero lo cierto es que tu cuerpo no necesita volver a ser “el de antes” para merecer tu atención.
Puedes empezar a cambiar esa mirada, no con afirmaciones forzadas, sino con gestos reales como observarte sin juzgar, tocarte sin corregir o estar contigo sin pedirte nada.
2. Darte unos segundos de contacto real frente al espejo
No necesitas mirarte con amor todos los días, pero si con intención.
Unos segundos de respiración frente al espejo, tocando tu rostro, reconociendo que sigues aquí, puede ser más transformador de lo que imaginas.
Y si cuesta, está bien. Puedes empezar poco a poco.
Porque cuando sientes que algo dentro de ti se ha apagado, todo lo que necesitas es una chispa para empezar de nuevo.
3. Nombrar lo que estás sintiendo sin corregirlo
Puedes decirte:
- “No sé quién soy ahora, pero quiero volver a sentirme cerca de mí.”
- “Estoy pasando por algo que aún no entiendo.”
- “Me gustaría mirarme sin sentir distancia.”
Ponerle palabras abre la puerta a que tu reflejo no sea solo una imagen, sino una forma de reconectar contigo.

Volver a reconocerte es un proceso, no una meta
No hay un día exacto en el que “te recuperas” por completo, pero sí hay momentos en los que empiezas a verte con menos juicio y más compasión.
Ahí es donde vuelve la cercanía y donde empiezas a recordar quién eres.
Y si hoy no lo logras, no estás fallando, solo estás transitando.
Y si te dieras un espacio para volver a ti…
Si alguna de estas palabras resonó contigo, quizás sea el momento de darte un espacio donde no tengas que fingir nada, ni cumplir con ninguna versión de ti.
Por eso quiero invitarte a vivir la experiencia Vuelve a ti, un curso online creado para acompañarte paso a paso en ese reencuentro.
No se trata de cambiar tu cuerpo, sino de recuperar el vínculo contigo desde el amor, la escucha y la reconexión.
Un proceso íntimo y amoroso, donde volver a mirarte deje de doler y empiece a ser un acto de cuidado.
Preguntas frecuentes sobre no reconocerse en el espejo
Puede deberse a cambios físicos, emocionales o en tu forma de sentirte contigo misma, que han generado una sensación de desconexión contigo. No es raro ni equivocado, es solo una señal de que algo dentro de ti necesita atención.
Sí. Muchas de nosotras sentimos que nuestro reflejo ya no representa lo que sentimos por dentro. Es una experiencia emocional válida y más común de lo que parece.
Puedes empezar por observarte sin exigencias. Unos segundos al día en silencio, reconociendo lo que hay, sin corregirlo. Tu reflejo también merece ser mirado con amor.
No se trata de gustarte de inmediato. Se trata de abrir un espacio para verte con menos juicio y más paciencia. Un gesto pequeño puede ser el inicio del reencuentro.
Sí. Está pensado justamente para mujeres como tu, que se sienten desconectadas de sí mismas. Te acompaño, sin presión, a volver a ti desde el cuerpo, la emoción y el cuidado.
